Es muy probable que al leer la palabra “tutoría” lo primero que te venga a la cabeza sea esa hora semanal o esos momentos puntuales en los que te dedicas a tratar temas, conflictos o situaciones con alumnos cuyo tutor o tutora eres tú.
Cuando empecé a trabajar como maestra pude darme cuenta de la importancia que tiene la hora llamada “tutoría”. Eran esos momentos dedicados a cosas que están más allá de las asignaturas. Momentos que te permiten conocer mejor a tus alumnos a su vez que a ellos les permiten conocerte también un poco mejor. Son multitud la de dinámicas, temas, juegos, bailes… que he preparado con mis alumnos a lo largo del tiempo y también son multitud las razones por las que creo que esta hora es fundamental en el desarrollo de los alumnos así como del propio tutor o tutora.
Ahora bien, si en mi primer año docente me dicen que además de la tutoría iba a poner en práctica otro concepto similar pero a su vez tan diferente llamado tutoría vertical no sé si lo hubiese visto del mismo modo que lo veo ahora.
El concepto de la tutoría vertical parte de la creación de un grupo de alumnos del centro de diferentes edades. A principio de curso, a cada maestro se le asigna un grupo de alumnos al azar, en el que están mezclados chicos y chicas de los distintos cursos. Cierto es que la primera vez que viví esta situación era un poco extraño; uno está acostumbrado a llevar a cabo una clase con un grupo de alumnos de la misma edad pero no a enfrentarse a un grupo de edades diversas en el cual muchos se están conociendo por primera vez.
Son varios los años que llevamos ya desarrollando este tipo de tutorías. Alternamos por semanas una hora de tutoría horizontal (cada tutor con sus alumnos) con una de tutoría vertical y puedo decir que es una suerte tanto para los alumnos como para los maestros disponer de estos dos momentos.
La enseñanza y la educación que se proponen hoy en día tienen como objetivo fundamental preparar a nuestros alumnos para enfrentarse a situaciones de la vida real. Y es que la vida real es esta, la mayoría de veces tanto los niños y los adultos nos enfrentamos a grupos de personas de diversas edades, ideas, gustos… Considero que es fundamental que desde bien pequeños nuestros alumnos aprendan a relacionarse con compañeros del cole de todas las edades. Cada compañero de su grupo de tutoría vertical les va a aportar unas cosas y a su vez se crean vínculos que quizá sin estos momentos no hubiesen llegado a darse.
Gracias también a este tipo de tutorías el concepto de escuela como unidad se afianza. Las relaciones se abren más allá de los muros de las clases y los alumnos experimentan relaciones con diversos compañeros así como los profes tenemos otro grupo de alumnos al que consideramos de nuestra tutoría.
Así que como dicen nuestros alumnos cada viernes a las 9.00 “¿Hoy qué toca? ¿Vertical u horizontal?
Yurena Esteban Barranco
Maestra de Educación Primaria
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