Parece mentira, me despierto por la noche y no sé si estoy en vela o dormida. A menudo me asomo a la ventana y tengo la sensación de encontrarme dentro de una película de ciencia ficción. Las imágenes de un mundo vacío y silencioso, dan una sensación de absoluta irrealidad. Cuando vuelvo al momento presente, pienso en muchas cosas, todas un poco erráticas.
Y entre todas las preguntas que se me ocurren, algunas incontestables: ¿Seremos los mismos después de esta experiencia? ¿Habremos aprendido algo?
Para los enseñantes es un reto que jamás se había planteado. Para l@s alumn@s una experiencia inolvidable. ¿Serán capaces de entender esta situación como algo a la larga beneficioso para ellos? ¿Serán capaces de desarrollar sus competencias? ¿Conseguirán ser más solidarios y menos egoístas, más trabajadores y menos indolentes? Quizá es el momento de la competencia social y ciudadana, tan necesaria en una sociedad infantilizada y donde prima el consumismo sobre todas las cosas.
Ponemos la totalidad de nuestros conocimientos y las inmensas posibilidades tecnológicas de las que hoy disfrutamos a su servicio. Por eso, éste parece el momento adecuado para que nuestros chic@s (y nosotros mismos) utilicen todo el poder de la tecnología para algo más que el entretenimiento. Que desarrollen su autonomía personal y su propio aprendizaje; que entiendan la importancia del trabajo y el esfuerzo, tanto individual como colectivo, para poder enfrentarse a nuevos retos, totalmente desconocidos hasta ahora. También, quizá, es el momento de aunar ciencia, tecnología y humanismo, y así conseguir que la brecha social no sea cada vez mayor y que los más desfavorecidos no sean, como siempre, los más perjudicados.
Esa es nuestra labor: estar a su lado, ayudarles en lo académico y apoyarles en lo emocional, recordándoles que “cuando no puedes salir fuera hay que mirar dentro”. Momentos para la reflexión y la gestión de las emociones, momentos para que crezcan fuertes, valientes y trabajadores.
Y siempre, siempre, #mejoresjuntosquesolos.
Ahora parece que estoy soñando…
Adela González Fernández
Profesora de Secundaria colegio Trilema Soria
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