Mi nombre es Marta, tengo 31 años y este es mi décimo curso como maestra. A lo largo de este tiempo, he impartido diversas áreas en los diferentes cursos, pero siempre diré que mi asignatura favorita es Inglés.
Recuerdo mi primera experiencia en el extranjero, fue en Dublín, donde estuve viviendo tres meses gracias a una beca que me permitió formarme y mejorar mi nivel de inglés. Esa vivencia me hizo plantearme muchas cosas a la hora de impartir mis clases. Muchos de nosotros hemos aprendido el inglés con clases impartidas en castellano, clases en las que el único inglés que hablábamos o escuchábamos era el de las canciones de la cinta o las tres palabras que sabíamos y decíamos cuando la profesora se ponía a tu lado.
Cuando llegué a Dublín y empecé a hacer mi vida allí me di cuenta de que no tenía apenas idea de dicho idioma. Sabía un montón de gramática, vocabulario… siempre y cuando estuviese escrita sobre un papel. Hablar en inglés, entender lo que me decían, mantener una conversación… se me hacía un mundo.
Esta experiencia me ha hecho darme cuenta de que como ‘teacher’ lo más importante es que mis alumnos vean el idioma como algo útil en su día a día. Que aprendan que un idioma es algo oral (sin olvidar la importancia de la parte escrita), que hablen sin miedo, que no tengan vergüenza, y sobre todo, que disfruten con ello.
Cada día el aprendizaje de idiomas es algo más demandado en nuestra sociedad y por suerte nuestros alumnos poseen la oportunidad de aprenderlo desde los tres añitos. Considero que es fundamental hablar a nuestros alumnos en inglés la totalidad (o todo lo que se pueda) de la clase. Sé que cuesta, a mí me sigue costando mucho, porque hay días en los que sientes que más que estar enseñándoles inglés estás impartiendo una clase de arameo, porque las caras de tus alumnos son un verdadero poema. Pero al final todo este esfuerzo tiene su recompensa. Ver como son capaces a final de curso de entender la mayoría de las cosas que dices, emocionarte cuando ves que usan el inglés que saben para comunicarse entre ellos, son ejemplos de los frutos que recoges tras haber hecho este esfuerzo por enseñarles un idioma con ese mismo idioma.
Creo firmemente que si nuestros alumnos ven el inglés como algo útil en su día a día, algo que está más allá de las aulas, su aprendizaje será significativo y duradero a largo plazo. Y como ya he dicho anteriormente, la base para que esto suceda es que todo lo que se hable y escuche en nuestras aulas sea inglés.
Así que dicho esto… all in English please!
Marta Torreblanca Gómez
Maestra de Inglés de Educación Primaria
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