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En el cole estamos inmersos en una nueva y apasionante experiencia: Proyecto Fluye, un programa educativo innovador que se desarrolla dentro de la iniciativa “Alimentando el cambio”. Promovido por la Fundación Ashoka y Danone, cuenta con la colaboración del Ministerio de Educación, la Sociedad Española de Nutrición, distintas universidades y la Fundación Trilema.

Surge de la necesidad de desarrollar el concepto de salud integral en los niños y niñas en edad escolar, desde los 3 a los 11 años. La Fundación Trilema es la encargada del diseño del modelo de implantación en el ámbito escolar, para lo cual se han creado materiales para trabajar en el aula, mediante actividades, juegos, gamificaciones, etc, y, como parte esencial del funcionamiento del proyecto, los docentes hemos recibido la formación necesaria, ya que somos los encargados de la aplicación práctica en el aula.

Es innegable el impacto que tiene la escuela en la adquisición de hábitos por parte de los niños y niñas. Quizás podría pensarse que aspectos como la nutrición, higiene y el bienestar psíquico pueden pertenecer en exclusiva al ámbito educativo familiar, pero todos hemos podido comprobar cómo gracias a la figura del maestro/a  y a la imitación de conductas entre iguales, se consiguen logros que en la familia cuesta mucho alcanzar.

Nuestro colegio Trilema, como centro en el que el alumno no viene a “aprender” si no a “educar-se”, es consciente que debemos trabajar por conseguir niños y niñas competentes, capaces, responsables, bilingües…, pero también, y por encima de todo: felices.

Esa “felicidad”  de nuestros alumnos, tanto física como mental, es la que persigue el proyecto Fluye, construyendo un entorno en el que los niños puedan trabajar y divertirse, a la vez que crecen como personas sanas en todos sus aspectos. Como madre, resulta gratificante, escuchar a tu hija contar los logros y actitudes que va consiguiendo asimilar conforme avanza el proyecto. Como maestra, pienso que cada pequeña o gran semilla de cambio que plantemos en nuestros alumnos, les será de gran beneficio en su vida futura.

El proyecto cuenta con  una estructura y unos objetivos comunes para todos los alumnos, pero en cada etapa o curso el enfoque pedagógico es diferente:

En Educación Infantil los niños tienen dos nuevos amigos Emosín y Dronita. Emosín es una nube de un mundo que no tiene emociones, por lo que quiere bajar a la tierra a aprender sobre los sentidos, las emociones, la alimentación  saludable, los hábitos de higiene, el reciclado, etc. Dronita (es un dron que vuela por la clase), ayuda a Emosín a descubrir el mundo de los humanos. Con la ayuda de estos dos personajes los peques del centro irán registrando junto a sus familias los buenos hábitos que van consiguiendo.

En primero y segundo de Primaria el proyecto se desarrolla de forma gamificada, de modo que los alumnos, guiados por los protagonistas del cuento “Una misión en Mundo Gigante”, deben ayudar  a unos gigantes a mejorar sus hábitos y convertirlos en saludables. Dentro del juego hay momentos de reflexión sobre sus propios hábitos, además de realizar autoevalaciones para que sean conscientes de sus progresos.  Ya conocen y ayudan a Sequitón que malgastaba el agua y tomaba muchas bebidas azucaradas; están trabajando con Dulcitona a la que le gustan mucho los dulces, pero le suele doler el estómago. Todavía quedan gigantes a los que hay que ayudar: Enfatón, Guarretón, Dormitona, Digitona, …. ¿Qué aventuras nos quedarán por descubrir?

Superpoderes para evolucionar es el nombre del proyecto de 3º y 4º de primaria. Lo que se pretende a lo largo de este proyecto es que los alumnos se conozcan a ellos mismos, lo que son capaces de hacer, adquieran hábitos saludables y aprendan a relacionarse con los demás y con el entorno. Queremos ver un cambio en los niños y que disfruten evolucionando con los desafíos que les plantean cada uno de los personajes que aparecen en este proyecto, Hidra, Balans, Bricy,…

Para los mayores de primaria, de 5º y 6º,  el proyecto tiene un carácter muy digital. Todos los alumnos disponen de una pulsera inteligente que mide la actividad diaria, el nivel de hidratación y la calidad de descanso de cada uno de ellos; datos que se vuelcan diariamente en clase a una aplicación. Cada grupo posee una inteligencia artificial y cada vez que van superando retos/desafíos relacionados con distintitos órganos del cuerpo humano, se destapan capas de esa inteligencia artificial. Los desafíos son muy variados, algunos piden “más pasos”, otros mayor hidratación, horas de sueño . . .

Con Fluye, estamos disfrutando y creciendo, en nuestras aulas se respira el cambio…¿Te apuntas?

Estela García Giaquinta

Maestra de Educación Primaria

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